Escribir. A la mañana, a la noche, a la siesta (de este sol otoñal). En el escritorio, en la computadora o en una hoja -lapicera en mano. Con un objetivo previo; o volcando palabras a toda velocidad, sin saber a que apuntan, o respondiendo a un objetivo por descubrir, releer y encontrar ahí el sentido (si es que lo tiene, puede que no, y también estará bien). Con una idea rumiada largamente, en proceso de decantamiento, palabra por palabra; o catarata que cae con furia de un instante a otro, sin saber cómo ni por qué, o con una causa del momento bien clara.
Pero sobre todo, y (gratamente) en este caso, escribir juntos. Lo que no significa en simultáneo ni estructuradamente, sino juntos por el intercambio de creatividades, de aportes únicos e irrepetibles, de potenciales que estallan en el encuentro con otros, y asi construir-nos juntos en la escritura. Que el conocimiento es colectivo y que no es fruto de individualidades aisladas es un mito que poco a poco va cayendo, frente al monstruo del copyright que furioso e impotente ve avanzar al develamiento (que siempre fue asi, pero que estaba tapado, omitido, tergiversado) de la construcción social y por ende colectiva del saber. Que el arte no es esencia, abstracción situada en un falso sitio separado de la realidad
me gustó mucho el "lo que salga" de Aye. Y estoy ansiosa de ver los escritos de losquesalgueros de este contra-taller!! Bello finde a todxs!
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