lunes, 23 de mayo de 2011

¿Por qué Ignacio no vino?

Este es un tópico frecuente de discusión entre un grupo de indecentes que, a falta de datos interesantes sobre su vida, dedican su tiempo a vaticinar posibles respuestas acerca de por qué Ignacio no vino.

Los datos empíricos con los que contamos para sumergirnos en una investigación de tal tipo son: a) Ignacio tienen una cámara, b) escribe el blog de Camara, c) es amigo de Lucía y Horacio, d) canceló la reunión 3 horas antes y, e) tenía una entrevista laboral.

¿Qué pudo haberle pasado a Ignacio? Algunas de las hipótesis, basadas en los anteriores datos son: 1) tenía una entrevista laboral, sí, para un sex-shop, 2) tiene fobia social, 3) se olvidó su cámara y por lo tanto la posibilidad de documentar el encuentro en su blog, 4) no quería ver ni a Lucía ni a Horacio.

Lo cierto es que estas suposiciones que intentan develar el por qué de un comportamiento humano, en este caso el de Ignacio, dio sustento a toda una Ciencia que incansablemente nos hace a todos los que adherimos a ella paranoicos: la Psicología.

Los psicólogos pasamos horas (no las de Hora sino la de los minutos del reloj) argumentando a favor y en contra de una situación, intentando develar los por qué y generando modelos explicativos al comportamiento humano. Esto nos hace seres profundamente detestables por todo ese cúmulo de personitas resistentes a que se suponga sobre ellos cosas que no quieren saber de sí mismos o que no quieren ni creen que otro sea capaces de conocerlas con mayor exactitud que ellos mismos.

En fin, psicólogos o no psicólogos nos hemos dedicado a hipotetizar acerca de la ausencia de Ignacio, sí, Ignacio el chico de la cámara. En la mesa se decía…

P1: che, ¿alguien sabe por qué Ignacio no vino?

Miradas que se encuentran, gargantas que tragan saliva que esconden profundas verdades, manos que se petrifican y grandes descargas adrenérgicas que mutilan las palabras pero vociferan con el cuerpo.

P2: ojos grandes y dubitativos, mirando a todos - ¡ni idea!, dijo que tenía una entrevista de trabajo…

P3: ¿una entrevista de trabajo a esta hora? – irónicamente, escondiendo suposiciones ulteriores de mejor calidad que no tardarán en llegar.

P1: Incrédulo - si, realmente…

P4: con actitud de “sujeto supuesto saber” – está clarísimo que si no vino fue porque se olvidó su cámara.

P3: casi seguro – si no vino fue porque tuvo una entrevista laboral, pero para un sex-shop

Carcajas alrededor de la mesa...

P5: con actitud Sherlock Holmes - coincido contigo mi estimado, no puede haber una entrevista de trabajo. Ahora permítame contradecirle que el motivo tampoco fue la falta de su cámara. Es de público conocimiento (vox populi, si así le agrada más) que Ignacio es un fóbico social de libro. Si chequeamos las características de este trastorno en el DSM – IV, pues aún no está el V, nos daremos cuenta de que estamos ante un caso del eje 3 clasificado como Trastornos de Ansiedad. Por favor estimada – mirando a P6 –, tome su birome y anote lo siguiente…

Todos empezaron a mirar a P5 con una atención inestimable; si un neuropsicólogo hubiese querido estudiar el impacto que posee develar un buen chisme en público sobre los mecanismos atencionales hubiera tenido el Nóbel asegurado. Cada vez más saliva se acumulaba en la garganta de los oyentes, birlar la intimidad de un extraño es de las actividades más apasionantes para la masa informe y primitiva…

P5: pipa encendida y lentes correctamente ubicados - solo para que conste amigos: “la Fobia social es el temor persistente y acusado a situaciones sociales o actuaciones en público por temor a que resulten embarazosas“. Por favor, ¿tienes a punto la lista de chequeo?

P6: si si, listo. Apretando sobre la hoja, rasgos de ansiedad marcada por el enrojecimiento de su rostro y la transpiración en su cuello.

P5: de acuerdo entonces…

Miradas atentas y expectantes a la resolución del caso.

P5: tome nota a medida que voy argumentando, por favor. Ignacio no vino porque: tiene miedo a ser evaluado negativamente en situaciones sociales y actuar de un modo que sea humillante. Además, quienes lo conocen – mirando a Horacio y Lucía, P3 y P2 respectivamente – saben que Ignacio experimenta respuestas de ansiedad cuando se expone a situaciones sociales temidas como no poseer una cámara, lo cual lo lleva a hablar y escribir en público (miedos frecuentes en cualquier Fobia Social, sobre todo si son grupos pequeños), comer en público y, en un momento u otro de la noche, ser el centro de atención. Por último, mis amigos, no quedan dudas de que estamos ante un evidente caso de Fobia social pues Ignacio tiene más de 25 años, con lo cual su edad correlaciona con que el comienzo suele ser antes de los 25 años.

P2 y P3 al unísono: ¡de ninguna manera!

P3: Ignacio C. (C de caleidoscopio) es un sujeto muy hábil socialmente que se adapta perfectamente bien a las situaciones sociales y sólo porta su cámara para respaldar sus hipótesis de vida.

P2: ontológicamente hablando, acá lo único que sabemos es que Ignacio NO VINO. Por favor P5 le voy a pedir que se retracte de lo que acaba de decir, de modo contrario procederé a retirarme inmediatamente de esta habitación.

Los aires del ambiente empezaban a caldearse. P1, P4 y P6 se miraban uno a otro sin saber qué hacer. P6 suelta la birome bruscamente, como evitando hacerse cargo de lo que había escrito. P1 baja la mirada, arrepentida de haber preguntado ¿por qué Ignacio no vino? Y P4 lentamente hurga su mochila y extrae un caballito autista que se balanceaba a modo de justificación infantil de “yo no fui, yo no fui”.

P5 comienza a reir, perverso en su mirar e impaciente; gozoso.

P2 y P3, nuevamente, con aires de defensa al prójimo se miraban y hacían una mueca de enérgica agresión.

P7: con impavidez regresa del baño, se ha perdido todos los comentarios y sólo atina a mirar un mapa que descubre la posible mentira en la que nos hemos visto sumidos durante tantos años los habitantes del minúsculo planeta tierra: Estados Unidos no es tan grande como uno creía; malditos imperialistas, piensa. Pierde enseguida el entusiasmo por el mapa y documenta con su lóbulo temporal que algo está pasando, pues su memoria le indica que la situación le recuerda a aquella vez en que se tildó de anti-comunista a León Trotsky, se paraliza y pregunta: ¿qué pasó?

P5: incólumne y tajante – no terminan de aceptar que Ignacio es fóbico, fóbico social.

P7: otra vez estos psicólogos, al mejor estilo Holmes y su paradigma indiciario intentando develar los misterios humanos. – Se para, enciende un cigarrillo, mira a cada uno de los integrantes de la mesa con rostro de ardilla que averigua por detalles la verdad de la historia – A ver qué parte no pueden entender, psicólogos, Ignacio no vino y ya, no vino. No hay más que argumentar, sólo él sabe por qué no vino y habrá que esperar a dentro de 15 días o a un bendito mail para que argumente a favor o en contra.

P5: fijamente a los ojos de P7 - ¡detractora! Siempre te has caracterizado por hacer la revolución por el mismo hecho de hacerla, jamás te has adaptado a una regla.

P2: serena, luego de beber una Quilmes negra – acuerdo con P7; en 15 días Ignacio, el que tiene el blog de Camara argumentará y sólo allí podremos saber la verdad, la verdad para Ignacio, que no es la verdad de P1, ni la de P3 ni la de P4, es la de Ignacio.

Camarera: chicos, acá tienen la cuenta, pero no se preocupen que la pagó un chico que dejo una foto con un comentario debajo. Es esta – se las muestra –. El horror. Se fue riendo y agradeciendo la magnífica noche que ha pasado junto a ustedes. Los ha observado con su ojo de pez y ha tomado imágenes de las más espeluznantes para su próximo spring break.

Silencio. El horror.

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